Thursday, January 22, 2009

NUESTRO EJÉRCITO

No me resulta fácil explicar el origen de mi especial cariño y admiracion hacia nuestras Fuerzas Armadas. Creo, con bastante certeza, que arranca de mi infancia y juventud vividas en el Protectorado Español en Marruecos. En esta zona magrebí eran muy numerosos los acuartelamientos desde el final de su pacificación y estas tropas jugaron un papel importante durante los conflictos de Asturias, en la época de la II República, y posteriormente en la Guerra Civil. Lo cierto es que, en las tres poblaciones en las que vivió mi familia: Zoco el Arbaá, Chauen y Tetuán, nuestro domicilio era vecino de un cuartel. Esto hizo que mi oído se acostumbrara pronto a los toques, marchas y canciones militares que ya de niño empecé a cantar.
En el Colegio del Pilar, donde me formé, me inculcaron un espíritu patriótico que iba a conservar toda mi vida. Por las mañanas, antes de iniciar las clases, formábamos en el patio y se procedía a izar la Bandera Nacional. Como, desgraciadamente, nuestro himno nacional nuca tuvo letra oficial, lo cantábamos con una letra dedicada a la Virgen María (ignoro quien la había escrito).
Cuando concluí el Bachillerato no me planteé la posibilidad de ir a la Academia Militar; mi deseo era acceder a la Universidad y concretamente a la Facultad de Medicina, para seguir la tradición familiar. No descartaba llegar a ser médico Militar (luego las circunstancias de la vida me llevaron por otro camino como médico).
Con mi traslado a la Universidad de Sevilla conservé los mismos ideales sin ninguna nueva influencia. En aquellos tiempos veía normal que los domingos y festivos ondeara en la fachada del Colegio Mayor Universitario la Bandera de España. Cosa que hoy es muy rara en los edificios del Estado.
Más tarde conocí a la que hoy es mi esposa y algo después al que sería mi suegro. Era abogado y durante nuestra guerra llegó a ser teniente provisional auxiliar de Estado Mayor. Era un enamorado del Ejército, charlábamos mucho y pienso que nos entusiasmábamos mutuamente.
Al concluir el 5º curso de mi Licenciatura me incorporé a la Milicia Universitaria y por primera vez vestí el uniforme militar. Recordé aquella frase de la Canción del soldado "es honra singular vestir el uniforme militar".
Durante 4 veranos, con un total de 10 meses, pertenecí al Ejército Español del que me licencié con la graduación de Alférez Médico de Complemento. Nunca olvidaré mi Jura de Bandera y aquella primera vez en la que me acerqué a besarla. Bastantes años después he tenido la suerte de renovar este juramento y este beso.
Confieso que me siento orgulloso de haber sido oficial del Ejército y conservo mis insignias. Me encanta escuchar música militar. Me emociona asistir a un desfile, ver pasar a mi Bandera ysaludarla inclinando la cabeza.
Ciertamente, no comprendo los ataques furibundos al Ejército lanzados por políticos, periodistas, ciudadanos y otros que, al menos por sus documentos, son españoles. Creo que la mayoría de ellos, utilizando recomendaciones y circunstancias falsas, no pasaron por sus filas y quedaron exentos de cumplir el servicio militar obligatorio.
El Ejército no tiene más misión que la de defendernos de los ataques exteriores como la Policía y la Guardia Civil tienen la de defendernos de los anteriores. Por otro lado todas estas Fuerzas han de mantener el ordenamiento constitucional.
Ser militar implica una vocación de servicio, que nunca va seguida de un enriquecimiento. La vida del soldado significa entrega, lealtad, obediencia y mil virtudes que describió muy bien Calderón de la Barca y que condensó en una definición tan corta como certera: "religión de hombres honrados".
Siento envidia de otros paises en los que los dirigentes políticos y el pueblo entero apoyan a su ejército. Por el contrario, en España existe un senimiento de recelo e incluso de desprecio hacia nuestros militares. Es curioso que en España haya habido tantos objetores de conciencia y hoy haya tantos pacifistas. El viejo proverbio que reza "si vis pacem para bellum" lo dice todo. Es evidente que los primeros interesados en que no haya guerra son los militares puesto que serán los ptimeros en padecerla como tampoco los bomberos están interesados en que haya incendios. Resulta vergonzoso ver como ciertos diputados se oponen alos gastos militares mientras defienden gastos superfluos o de oscuros matices.
En resumen: creo que debemos apoyar y honrar a nuestro Ejército y sentirnos orgullosos de las páginas gloriosas que escribieron en la Historia de España.
ALVARO GARCÍA PERLA
Diciembre 2009

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